¡Oh mi señora, oh Masuma! | HIMNO MUSICAL

Oh, Masuma, dama pura y guía celestial, tus pasos dejaron una huella eterna en la senda de la piedad. En tu santuario sagrado, los corazones quebrantados encuentran refugio y las almas perdidas hallan esperanza. Tú, la hija luminosa de Musa ibn Yafar, nacida de la luz divina, llevaste sobre tus hombros el peso de la paciencia, como Zaynab al-Kubra, adornada con fortaleza y virtud.
Tu memoria se asemeja a un susurro celestial que abraza los corazones con ternura, prometiendo intercesión en el futuro y consuelo en el presente. Tus cualidades reflejan la unicidad del Creador, como un espejo que nos muestra la majestuosidad de lo divino. Tus visitantes se sienten envueltos en el aroma de Medina, percibiendo el amor eterno de la familia del Profeta.
Oh, noble señora, la grandeza de tu nombre y el calor de tu santuario llenan de lágrimas de humildad los ojos de quienes contemplan tu vida. Benditos aquellos que se acercan a ti, pues en tu sombra, encuentran la luz divina que guía sus almas hacia el abrazo eterno del Creador.
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