MI PADRE HAIDAR | HIMNO MUSICAL

MI PADRE HAIDAR | HIMNO MUSICAL
En el transcurso de su viaje espiritual, el devoto se viste con su mejor atuendo y llega a la casa de la esperanza, la casa de Ali. Este viaje, más que físico, es uno de alma y devoción, donde reconoce que, sin este camino, estaría perdido. Se declara shía de Ali, representante de Dios, y compara a Ali con el sol y el mar infinito, inmensamente poderoso y radiante.

El devoto agradece a Dios porque el nombre de Ali resuena en sus adhan, como un faro constante de fe y esperanza. Afirma que la historia no ha visto a nadie como Ali, destacando su unicidad y ejemplaridad. Ali, para ellos, es un modelo de vida y un amor eterno que guía sus pasos.

Desde su niñez, el devoto se identifica como siervo de Ali, y desde el momento en que se enamoró de él, ese amor solo ha profundizado su servidumbre y devoción. Ahora, declara a Ali como su lider y reafirma su compromiso de seguir siendo su servidor, agradecido y devoto.

Invoca a Ali con títulos de gloria, reconociéndolo como el victorioso de Badr y Jeibar, el Dueño del Día del Juicio, y la tranquilidad del corazón de Fátima. Con un fervor inquebrantable, grita «Haidar» cien y diez veces en honor a Zahra, y proclama el amor por Ali en cada rincón.

Finalmente, el devoto termina su himno con una declaración poderosa: «Ali es el representante de Dios», reiterando con fuerza y convicción su lealtad y fe hacia Ali, su eterno líder y guía espiritual.

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